jueves, 29 de septiembre de 2011

Ciencia y Ética

Según Víctor Martín:

El desarrollo de ciencia y de la tecnología ejerce desde finales del siglo XIX una influencia decisivamente profunda sobre el conocimiento y la valoración del mundo físico y, en general, sobre todos los aspectos de la vida individual y social. Sin embargo, las fallas en la determinación y solución de las necesidades de carácter prioritario y la tendencia a los patrones únicos y excluyentes, con los problemas físicos y éticos producidos por estos aspectos, han generado como respuesta el concepto de la post-ciencia, propuesta ética enfocada en considerar la responsabilidad del hombre científico y del hombre común sobre sus acciones en la búsqueda de soluciones y nuevos conocimientos, partiendo del respeto fundamental para la vida, y de los principios de tolerancia e integración.
Podemos interpretar y decir que el uso de la ciencia tiene diversos tópicos para el ser humano, es por eso que es importante donde deben ir interrelacionados la ética con la ciencia para beneficios de las diferentes sociedades en el mundo. Ya que la ética es un principio, un valor en función de beneficios dirigidos hacia el ser humano, mientras que la ciencia es lo raciona.
Si bien se puede afirmar que la ciencia en estos últimos tiempos ha generado un gran “boom de competitividad” que ha generado la búsqueda de mejoras cada vez más inimaginables en muchos campos, también es cierto que es de suma importancia la profundización de la ética en la misma a fin de no producir el efecto contrario, esto es: La ciencia aumentada exponencialmente sin ética como base fundamental llevará a la humanidad misma a su auto destrucción.

Por lo tanto se puede observar un gran cambio en los estudios de la ciencias con la inteligencia cinética para ser cambiadas o reemplazadas por la inteligencia social e inteligencia ética; con ello se persigue el cambio de pensamiento para aportar situaciones en la búsqueda al bienestar humano con tecnología aplicada orientadas a definir la responsabilidad ética de todos los activos que se involucran en la creación, proceso y producto final de una tecnología innovadora. El científico, las personas que autorizan el financiamiento y el Estado.

Con todo lo detallado podemos afirmar que la ética debe ser un factor de mucha importancia ya que esta debe regular la ciencia a fin de que pueda armonizar el bienestar social con el medio que rodea a toda la humanidad.

Análisis de Otilio Flores:

La ética y ciencia deben ir de la mano con el propósito de mantener los ideales de la evolución y el crecimiento, ya que al no establecerse bases sólidas que sustenten la mente y el pensamiento de la sociedad que cada día está en un proceso de cambio; en este sentido se puede correr el riesgo de invertir las acciones y perder el equilibrio, asignándole más importancia a la ciencia sin considerar la ética, al respecto Victor Martín plantea la valoración del mundo físico, aunque la aplicación científica sea de gran importancia se debe tener en cuenta el impacto que ésta tiene en el medio ambiente. De allí que la ética compromete al científico, al investigador, al ser, a fijar una posición en el devenir de su comportamiento frente a sus acciones y decisiones en un mundo que a lo bueno le dice malo y a lo malo le dice bueno, por tal motivo es necesario desaprender aquellos hábitos y costumbres que perjudican a esta nuestra sociedad y re-aprender valores y principios que guiarán nuestros pasos hacia aquello que nos haga mas virtuosos y felices.

¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?

Según MARTÍN HEIDEGGER: Desde dónde se piensa? ¿Para qué se piensa? ¿Qué es aquello que es pensado? ¿De dónde procede el pensamiento? ¿Cuál es la imagen del pensamiento?, ¿Tiene algún sentido para nuestro tiempo preguntar por el significado del pensar? ¿Es nuestro interés fundamental hallar el significado del pensar en general? ¿No sería más “útil” para nuestro tiempo (de investigación, de afección, de creación) preguntarnos por el significado de pensar el habitar? ¿Pensar la guerra y pensar para la guerra? ¿Pensar el desplazamiento y desplazar el pensamiento? ¿Pensar el ambiente y ambientar el pensamiento? ¿Es nuestro pretexto un modo de ECO-PENSAR? ¿Para qué entonces MARTÍN HEIDEGGER? Para eso mismo, para PENSAR en un TIEMPO QUE DA QUÉ PENSAR. Así pues la pregunta queda dislocada y nos abre a múltiples trayectos, distintas divisas lejanas y próximas, que terminan por colocarnos de frente al PENSAR.
Sin embargo,. Empezaremos afirmando, quizás sentenciando, que PENSAR ES CREAR. ¿Es ello motivo de disputa con Heidegger? No sabemos aún qué significa pensar, pero es preciso atreverse, aventurarse, en acometida común, en alianza minoritaria, a dibujar la imagen del pensamiento. La imagen del pensamiento es el rizoma, procede, actúa, se manifiesta, por variación, expansión, conquista, rapto, seducción y perversión. Pensamos porque somos provocados a PENSAR. Algo nos tienta, nos incita, quizás un tiempo que da qué pensar, quizás un instante, un devenir animal, un cercenamiento, algún extraño comportamiento nos invita a PENSAR. Una intensidad, algo que nos recorre por el cuerpo, una potencia, un devenir, una fuga. No pensamos cuando somos programados a PENSAR. Al momento de ser programados en una “analítica del pensar”, el PENSAR mismo se ausenta y nos da la espalda, se niega a nosotros.
El hombre puede pensar en tanto en cuanto tiene la posibilidad de ello. Ahora bien, esta posibilidad aún no nos garantiza que seamos capaces de tal cosa. Porque ser capaz de algo significa: admitir algo cabe nosotros según su esencia y estar cobijando de un modo insistente esta admisión. Pero nosotros únicamente somos capaces de aquello que nos gusta, de aquello a lo que estamos afectos en tanto que lo dejamos venir. En realidad nos gusta sólo aquello que de antemano, desde sí mismo, nos desea, y nos desea a nosotros en nuestra esencia en tanto que se inclina a ésta. Por esta inclinación, nuestra esencia está interpelada. La inclinación es exhortación. La exhortación nos interpela dirigiéndose a nuestra esencia, nos llama a salir a nuestra esencia y de este modo nos tiene (aguanta) en ésta. Tener (aguantar) significa propiamente cobijar. Pero lo que nos tiene en la esencia, nos tiene sólo mientras nosotros, desde nosotros, mantenemos (guardamos) por nuestra parte lo que nos tiene. Lo mantenemos si no lo dejamos salir de la memoria. La memoria es la coligación del pensar. ¿En vistas a qué? A aquello que nos tiene en la esencia en tanto que, al mismo tiempo, cabe nosotros, es tomado en consideración. ¿Hasta qué punto lo que nos tiene debe ser tomado en consideración? En la medida en que desde el origen es lo que hay que tomar en consideración. Si es tomado en consideración, entonces se le dispensa conmemoración. Salimos a su encuentro llevándole la conmemoración, porque, como exhortación de nuestra esencia, nos gusta.
Para poder llegar a este pensar, tenemos, por nuestra parte, que aprender el pensar. ¿Qué es aprender? El hombre aprende en la medida en que su hacer y dejar de hacer los hace corresponder con aquello que, en cada momento, le es exhortado en lo esencial. A pensar aprendemos cuando atendemos a aquello que da que pensar.